Anoche-continuó Mejda – vi dos luces que se cernían sobre mí. Sé que gurudeva abandonó su cuerpo. Mejda lloraba mucho y repetía una y otra vez-no debería haberme demorado en venir a Puri.

Cuando entramos en el ashram y nos enteramos que lo que más temíamos se había hecho realidad, todos prorrumpimos en llanto. El cuerpo de Sri Yukteswarji, sentado en la postura de loto y reclinado contra la pared de su habitación, nos dio la impresión de que estaba sumido en profunda meditación. Mejda no tenía consuelo.

Nos enteramos por Atulya Babu que cuando él estaba redactando el telegrama que le enviaría a Mejda, Giriji Maharaj pidió ver ese telegrama. En el mensaje que Atul había redactado, éste había usado la frase” seriamente enfermo”. Giriji le pidió que la cambiase por “nunca tan enfermo “. Mejda se puso a llorar nuevamente y dijo que jamás se disculparía por haber llegado un día más tarde.

Mejda pidió al Señor Wright que se quedase en la habitación en la que estaba el cuerpo de Sri Yukteswar mientras nosotros íbamos a la costa cercana para bañarnos en el océano y elevar nuestras oraciones antes de los ritos fúnebres.
Efectuar una inmersión en el mar es un acto piadoso que todos los peregrinos que acuden a la ciudad sagrada de Puri realizan.
Cavamos un gran sepulcro cuadrado en el jardín del ashram y lo revestimos con ladrillos y argamasa y luego cubrimos el fondo con unos sesenta centímetros de sal. Los antiguos y solemnes ritos de inhumación de los swamis fueron dirigidos por Mejda, y nosotros bajamos cuidadosamente el cuerpo de Sri Yukteswarji, todavía sentado en la postura de loto, dentro de la cripta, con su cuerpo enfrentando al templo del señor Jagannath. Una vez que la tumba fue cubierta, construimos en ese sitio un samadhi mandir temporal, de bambú (un templete en memoria de una persona santa).

El señor Wright filmó la inhumación a fin de conservar para la posteridad, cómo se vio, por última vez, el cuerpo mortal del gran Gurú.

Libro Mejda
Pág. 229